17 de agosto de 2012

Alma desnuda


Acabo de leer en una nota de la BBC una noticia inquietante, espiritual y en cierto modo hilarante. La noticia es esta: en el próximo concurso de Miss Italia, las candidatas no usarán bikinis. Eso que para los amantes de este tipo de eventos puede parecer un anatema, tiene una razón de peso: es hora de poner en primer plano la belleza interna. En este sentido, además de tapar sus ombligos, las musas italianas recibirán un taller sobre la noción de interior y la de exterior dictado nada más y nada menos que por la nieta de Mahatma Gandhi. Según la organizadora del evento «es más que nunca el tiempo del alma y de la interioridad. […] Las chicas deben entender que más allá de la apariencia hay valores fundamentales.» Esta actitud ha sido secundada por la directora de la RAI, quien ha manifestado que ya es hora de hacer algo en contra del desnudo en la televisión. Como era de esperarse, hay reacciones adversas. El diario Il Giornale, entre cuyos propietarios figura el polémico Silvio Berlusconi, ha denunciado la insensatez e incoherencia de la medida, porque la idea es elegir una italiana con curvas sensuales y piernas inmejorables, y esto vestidas hasta el cuello en modo alguno se logrará. Hay que ver todo para poder optar. Lo cierto es que así están las cosas en las tierras de Virgilio: unos quieren ocultar y otros mostrar acaso olvidando aquellas palabras de Deleuze (¿o eran de Bataille?): el vestido es la verdad de lo desnudo.

16 de agosto de 2012

Continuidad


Me hace gracia la gente que considera que un argumento débil o frágil es un argumento que no se debe tomar en cuenta porque es débil o frágil. Es un poco como creer que una gota y otra y otra no acabarán conformando una estalactita porque no son más que gotas. Lo mismo sucede con las personas que no le dan curso a un diálogo porque el Otro no tomó en cuenta todas las opciones posibles o no incluyó las opciones que esas personas hubieran ofrecido. Es el tipo de posición que suelen sostener los idiotas y los que creen tener un pensamiento y una actitud originales. Tengo para mí que la cosa es muy otra: la debilidad o la fortaleza de un argumento son instancias de continuidad y no la oportunidad para obliterar un intercambio. En el plano dialógico siempre falta algo y, al mismo tiempo, siempre están todos los recursos necesarios para que el intercambio continúe. La carencia, como la debilidad o la fortaleza argumentativas, refuerza el diálogo, no lo imposibilita.

Conjeturas


Si X le ofrece a Z un Bien y Z lo rechaza, ¿qué sucede en Z para que actúe de un modo que cualquiera juzgaría como contrario a la razón?  Se me ocurren varias conjeturas: a) Z no sabe distinguir el Bien cuando se lo ofrecen, lo cual supondría que X no conoce a Z o que Z tiene algo que le impide llevar a buen término ese reconocimiento (otra cultura, ceguera, sordera, enfermedad mental, etc.). b) Z sabe que es un Bien pero prefiere rechazarlo, lo cual le ubicaría inmediatamente en la esfera del Mal. c) Z no se considera digno del Bien que X le ofrece, lo cual le colocaría en la esfera de la humildad, aunque el humilde que rechaza un Bien a sabiendas de que es un Bien se acerca irremediablemente a la esfera de la soberbia. d) Z no confía en X y, por tanto, actúa de acuerdo a los dictados de la suspicacia, cosa que supondría que entre X y Z no hay una relación lo suficientemente significativa como para que el primero le ofrezca un Bien al segundo. Claro, siempre es posible suponer que X, sabiendo de la desconfianza de Z, quiera que éste la supere por la vía de la dádiva bondadosa. Esta suposición ubicaría a X en la esfera de la ingenuidad y a Z en la esfera de la voluntad de poder.

13 de agosto de 2012

Gala


Acabo de leer en El País una estupenda y sobre todo desenfadada entrevista que le hiciera Borja Hermoso al señor Antonio Gala. Quiero citar aquí algunas de sus palabras. Nada más:
«Soy, he sido vulnerable. He sido fácil de herir. He sido fácil, y frágil. He sentido como muy hondas heridas que para otros hubieran pasado inadvertidas.» 
«Yo me opongo a las caídas y soy muy respetuoso con los que se… con los que nos caemos.»
«Prefiero que la gente sea sensible. Si alguien no tiene esa sensibilidad, ¿para qué vamos a tratarnos?»

Justicia


Cuando alguien decide optar por el malestar del Otro en lugar de optar por su bienestar, la sima de la miseria humana se hace cada vez más profunda. Cuando algo así sucede en mi contra, es decir, cuando el Otro soy yo, siento ganas de que exista la justicia divina para que se haga cargo, en algún momento, de aquel que me perjudica. Sin embargo, apenas siento eso, pienso: Si esa justicia es justa y también es divina no se conformará con castigar al malhechor, sino a todo aquel que tenga algo por lo cual deba ser castigado. Entonces guardo silencio y comienzo a desear no que no exista la justicia divina, sino que se compadezca de mí y de las personas perjudiciales, porque el castigo detiene o complica el flujo de la existencia; el perdón, lo facilita.

11 de agosto de 2012

Llanto


En el ámbito deportivo, ganar o perder son los sustitutos activos del ser y la nada respectivamente. En estos días olímpicos, un conjunto misceláneos de hombres y mujeres hacen esfuerzos extraordinarios por evitar lo segundo y aferrarse a lo primero. Pocos lo logran y cuando lo hacen lloran de alegría. Prefiero mil veces ese llanto, copioso e incontenible, que las lágrimas que se derraman por cualquier acto violento. El primero gana ser; las segundas, nada.

8 de agosto de 2012

Curiosidad


Según el primer informe fotográfico del vehículo explorador «Curiosidad», el planeta Marte no es rojo y sus habitantes no son ni verdes ni cabezones. ¡Qué decepción! Espero que esa noticia preliminar cambie y las nuevas imágenes nos den una muestra clara de todo lo que nuestra imaginación ya nos ha adelantado. El sentido de la ficción así lo requiere.

Revolución


¿Qué hace un líder de izquierda cuando el contexto político donde espera que se realicen sus ideas nunca deja de ser adverso? Aplica la Revolución, es decir, cambia de golpe ese contexto, no para que lo favorezca, sino para que ya no exista como era y que nunca más vuelva a existir. En su lugar, digo, en lugar de un contexto político (adverso o converso), produce una extensión de sí mismo, esto es, un espacio donde prevalecen sus ideas y desaparece o se persigue la disidencia (entendida desde el punto de vista del líder como «tú no piensas como yo»). Este modus operandi, con uno que otro matiz, se da de manera análoga en la vida cotidiana. Basta que alguien tenga cierta cuota de poder o crea tener una irrefutable claridad de consciencia para que esa tendencia se manifieste de manera palmaria y, a veces, de manera aplastante.

Propaganda


Un rasgo característico de los regímenes personalistas, totalitarios y nacionalistas es usar el deporte como forma de propaganda. En mi país, donde los deportistas surgen porque se esfuerzan y no porque el sistema les proporciona toda la infraestructura y los implementos necesarios para la práctica deportiva, recientemente el gobierno nacional ha hecho gala de su espíritu propagandístico. Como no somos una gran potencia deportiva, los pocos triunfos se magnifican y se tratan de una manera innecesariamente hiperbólica. Hace unos días, en el marco de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, un esgrimista ganó una medalla de oro. Según sé, es la segunda que gana deportista venezolano alguno. La primera la obtuvo un boxeador en los juegos de 1968, es decir hace 44 años atrás. Pues bien, este resultado el presidente venezolano, en plena campaña electoral, lo ha asumido y celebrado por todo lo alto. Organizó un acto solemne en el teatro más importante de la ciudad capital, y allí le entregó al esgrimista una réplica de la espada de Simón Bolívar (regalo que también le hizo a Fidel Castro en otra ocasión) y lo calificó como Héroe Nacional. El deportista, modesto y contrario al espectáculo propagandístico desplegado por el presidente de la república, confesó que nunca imaginó que lo recibirían de esa manera. Además, dijo que el triunfo era producto de un esfuerzo de 20 años de entrenamiento y que todo ello se lo debía a su madre. Felicito su modestia y deploro el melodrama militarista del jefe de estado.

4 de agosto de 2012

Andadas


Por razones que desconozco y que no he intentado conocer, 13 es una cifra que pertenece al ámbito difuso pero fatal de los malos agüeros. Hace poco decía que habíamos vuelto a la docena, cosa que en su momento acepté con resignación y en cierto modo con sabiduría [aquí la lectora debe esbozar una sonrisa de condescendencia]. Ahora nuevamente son 13 los seguidores de Haplofrenia, cosa que demuestra que el 13 a veces tiene sus buenos momentos. Así, pues, le doy otra vez la bienvenida y dejo aquí esta entrada por si acaso vuelve a las andadas.

Moral


Buscando otra cosa en un libro de Thomas De Quincey que lleva el inquietante y a veces incómodo título «Del asesinato considerado como una de las bellas artes», hallé un pie de página que me atrevo a transcribir in extenso:
Kant: quien llevó sus exigencias de veracidad incondicional hasta el extremo extravagante de afirmar que si alguien ve a una persona inocente que huye de un asesino y este último lo interroga, su deber será contestar la verdad y señalar el escondite de la persona inocente, aunque tenga la certeza de que con ello será causa de un asesinato. Y para que no se creyera que tal doctrina se le había escapado en el calor de la controversia, al reprochársela un célebre autor francés, Kant la reiteró solemnemente y expuso sus razones.
Sin comentarios, aunque da qué pensar.