30 de abril de 2013

Ni amor ni paz


A mí me resulta incomprensible que alguien decida, pistola en mano, dispararle a su prójimo. Simplemente no lo entiendo. Seguro hay miles de libros donde se ofrecen múltiples explicaciones al respecto, pero leyéndolos o no, considero que no hay razones suficientes en este mundo para que una persona le quite la vida a otra. Hoy, leyendo las noticias venezolanas a ver si encontraba una buena, hallé una atroz. El encabezado, breve y terrible, decía así: «Niño de 3 años murió de un disparo en la cabeza.» Sorprendido por ese resultado, y por la edad de la víctima (en este caso una víctima absoluta porque no tenía capacidad de respuesta y menos aún de causar ese efecto), sorprendido, digo, quise enterarme un poco más de tan hórrido suceso, pero no había detalles. La nota seguía siendo pasmosamente breve. Aún así, la economía de su elocuencia fue suficiente. Así acababa: «Los disparos los hizo un motorizado que perseguía a un sujeto. En el hecho resultó herido en la espalda un primo de la víctima, así como la madre de éste […], de 32 años de edad. Además un vecino también resultó lesionado. El niño murió a las 6:00 pm del mismo domingo.» Mientras tanto, en la sección de política, leo una declaración del actual presidente de Venezuela en las que calificaba su gobierno como «una locura de paz y amor». Para mí, la cruda realidad de la primera noticia reafirma el palmario delirio en el que vive ese gobernante y pone en evidencia el desatino de su gobierno (que no está en agraz, sino que ya dura unos 14 años) que no ha logrado ser ni pacífica ni amorosa.

14 de abril de 2013

Despecho

Por razones que no vienen el caso, me topé con la definición que ofrece el Diccionario de la Lengua Española de la palabra «Despecho». Para mí es una obra maestra del idioma. Hela aquí: «Malquerencia nacida en el ánimo por desengaños sufridos en la consecución de los deseos o en los empeños de la vanidad.» Eso de los empeños de la vanidad es estupendo; y el término malquerencia es también una maravilla.