1 de diciembre de 2012

Protesta


Como he dicho en otras ocasiones, aquí y en otros lugares, gusto mucho de los giros del sentido. Hoy, por ejemplo, el nuevo presidente de México tomó posesión de su cargo. A esa toma los mexicanos la llaman «toma de protesta». Ahora bien, la palabra protesta significa esto: «Promesa solemne de un alto dignatario al tomar posesión de su cargo.» Y la palabra promesa significa esto otro: «Ofrecimiento solemne, sin fórmula religiosa, pero equivalente al juramento, de cumplir bien los deberes de un cargo o función que va a ejercerse.» Es bien sabido que entre los políticos y las promesas ha existido y existe un diptongo, si es tiempo de campaña electoral, y un hiato si es tiempo de cumplir lo prometido. Me resulta curioso que el primer acto oficial de un presidente sea poner sobre el denso manto de la comprensión esa relación. Aunque es coherente, despierta suspicacias, ¿no?

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