16 de marzo de 2016

Desgaste

Los líderes del gobierno nacional venezolano, y muchos de sus seguidores, han convertido cierta manera de responder en un modus operandi que tal vez esté contando sus últimos días. No importa el tipo de denuncia que se haga, siempre afirman que todo es parte de una sofisticada aunque evidente conspiración que sólo persigue perjudicar al gobierno y obstaculizar sus buenas intenciones. Suponiendo que no es evasión de responsabilidad, sino que en efecto esa conjura existe, ¿por qué el gobierno no logra contrarrestarla? Digo, si se trata de un complot bien orquestado, entonces debería ser secreto (o muy difícil de descubrir) y sus efectos ser sorpresivos, deletéreos y, sobre todo, inexplicables. Si se trata de eso, entonces la consabida respuesta carece de validez porque el gobierno no sabría a qué se deben los efectos negativos. Pero si se trata de un complot mal orquestado, es decir, que ya no es secreto y, en consecuencia, no puede ni sorprender ni producir efecto negativo alguno, y siempre es posible explicarlo, ¿por qué sigue perjudicando a la gente y no hay, por parte del gobierno, unas acciones concretas para paliar o neutralizar el perjuicio? A veces, las palabras son como las piezas de un mecanismo móvil, tienden a desgastarse. El mecanismo sigue funcionando pero mientras más desgaste su eficiencia desmejora significativamente. Al final, solo algunas personas continúan confiando en él y el resto o busca o espera una máquina nueva. Seguir creyendo que el imperialismo yanqui es el cabeza de turco de todo lo "malo" que sucede en Venezuela porque ha organizado un complot cuyas manifestaciones son múltiples e ineluctables, es seguir creyendo en una respuesta fatigada, que nada explica y nada resuelve.

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