4 de febrero de 2013

Desatino


Una persona, cualquier persona, espera sentada en su coche a que el portón de su casa se abra. De pronto, otra persona, cualquier persona, se acerca por un costado y le dispara dejándola inmediatamente sin vida. La razón de este acto tan terrible es, para mí, incomprensible: la segunda persona quería robarle el coche a la primera. Esto, detalles más detalles menos, durante los últimos diez años, ha venido siendo un acto común en el país de donde provengo. ¿Y saben cuál ha sido la preocupación mayor en ese tiempo por parte de las personas que se dedican a la política? No han sido esas vidas perdidas ni el anhelo porque no se pierdan más, sino quién ocupa el poder y quién debe ocuparlo. Triste mundo, la verdad.

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