8 de noviembre de 2011

El debate

Anoche vi, no sin cierta consternación, el debate entre dos de los candidatos a la presidencia de España. Esta mañana, revisé la prensa española para ver qué decía al respecto. Sorpresivamente, en la mayoría de los titulares la línea editorial da por ganador al candidato de la oposición. Sin embargo, en las encuestas a los lectores el candidato del partido de gobierno gana por amplio margen, en dos de los diarios, y en los otros dos, el ganador es el opositor. Un par de cosas se me ocurren: 1) Los medios parecen querer el cambio de partido y 2) las personas votarán por el candidato que ven como ganador. Este par de ocurrencias, que son más bien simples, ponen en evidencia un aspecto que, tal como dije al principio de esta nota, me consterna. Me refiero al contenido. Anoche el candidato del partido de gobierno le preguntaba al opositor por aspectos específicos, literales, de su programa de gobierno, y el opositor en lugar de responder a sus preguntas le llamaba mentiroso e insidioso. El primero insistía en que la hablara de su plan de acción, y el segundo se dedicaba a repetir una y otra vez que el actual gobierno nacional es el culpable de la crisis. ¿Por qué llaman a esto ganar? Yo ni lo sé ni lo comprendo. Por otro lado, yo que no soy español de nada me enteré sobre los planes gubernamentales de estas personas. No discutieron sobre nada en particular, sino que se dedicaron a extender durante 100 minutos la estrategia anti-comunicativa de “ambos decimos la verdad cuando decimos que ambos mentimos”. No pude evitar pensar en las querellas adolescentes que giran en torno a un rumor sobre quién besó a quién. Al final me resultó decepcionante el nivel argumentativo y la capacidad de diálogo de estos interlocutores (¿o debo decir monologantes?); uno de ellos, por cierto, ignoraba abiertamente las interpelaciones del otro y se dedicaba a leer sus notas como si dijera “yo vine a decir lo que tengo escrito, no a conversar e intercambiar puntos de vista sobre los asuntos que preocupan al país.” En fin, con los precarios recursos psicopolíticos que tiene esta campaña electoral, no creo que España gane mucho con el candidato que ganará y pienso que perderá bastante con el candidato que perderá. 

2 comentarios:

  1. No ví el debate, pero con tu narración me puedo hacer una idea bastante claro de lo sucedido. Creo que era de esperarse.
    Saluditos para la familia ;-)

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  2. De nada bueno te perdiste. He de confesarte que la inmadurez política de ese acto no sólo me sorprendió sino que me dejó un cierto sabor a desesperanza.
    Haré llegar tus saludos.

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