22 de junio de 2013

Ridículo

Ayer un perfecto desconocido afirmó en mi página de Facebook que la protesta es patrimonio histórico de la izquierda. He de confesar que su posición además de producirme cierto desconcierto me resultó hilarante por no decir ridícula. Tengo para mí que eso que llaman izquierda a la hora de hablar de eso que llaman derecha tiene la costumbre de mostrarse tremendamente conservadora. De hecho, suele asignarle a su contraparte roles fijos y, por lo general, le niega toda posibilidad de diferencia: «Si eres de derecha siempre harás lo mismo y nunca cambiarás.» Cosa que, sin duda, puede aplicarse perfectamente a la izquierda misma. Es vergonzoso que se sostenga una actitud beligerante según la cual el Otro es una entidad que no merece ser considerada como existente y que, aun con la ineptitud, estupidez e invirtud que se le atribuye, al final resulte ineluctable.

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