1 de enero de 2015

Entender

Bueno sería comenzar el año con una nota positiva o, mejor dicho, optimista, en plan En 2015 todos estaremos bien. Pero no puedo. Acabo de leer un texto publicado por La Jornada, firmado por Stella Calloni y que lleva por título “Obama no entiende lo que pasa en nuestra región y con nuestros pueblos.” La frase pertenece a Nicolás Maduro, actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Creo, sin temor a equivocarme, que Maduro y Obama se parecen en eso; es decir, esa frase no es una acusación, sino un golpe de espejo. Es más, Maduro ni siquiera entiende lo que pasa en su país, que también es el mío, y la idea de “pueblo” es demasiado compleja para sus mientes. Por eso tiende a simplificarla sobremanera y, cuando la simplificación le resulta insuficiente, inventa una realidad alternativa que, como decían los construccionistas, está hecha de palabras. En esa realidad, dice él, todo está bien o está a punto de estar bien y lo que está mal es producto de los que viven fuera de esa realidad. Sí, para Maduro, hay una realidad interior y una exterioridad que no es afín ni a la realidad de Maduro ni en general a la idea de realidad. Quienes no piensan como él y los suyos son unos ilusos y sólo merecen que se les aplique alguna de estas medidas: vituperación, descalificación, exilio, muerte, y otras que en otro momento listaré pero que pertenecen a la esfera de la intolerancia radical a la diferencia. Según Maduro, en Venezuela existe una guerra económica orquestada por sus enemigos (a quienes nadie ve pero que califica de imperialistas). Esta guerra económica se traduce en una vida miserable para los venezolanos; desgracia concreta que Maduro tampoco reconoce. Lo suyo es hacer realidad el sueño de Chávez, que también era el sueño de Bolívar. No se sabe bien cuál es ese sueño. Lo que sí se sabe es que para que se cumpla es necesario que Maduro y sus secuaces se mantengan en el poder de manera indefinida, que los venezolanos no tengan qué comer, que no puedan salir fácilmente del país y que vivan en unas condiciones de inseguridad extrema y de pugnacidad continua. Eso ¿quién lo entiende?

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