Muchas
cosas se dicen en la red y, para no perderse en el mar de la abundancia
informativa, muchas personas intentan destacar haciéndose las interesantes, las
chistosas, las inteligentes, las originales, etc. Hoy vi una publicación
insólita que pretende encajar en todas esas categorías. Se trata de un blog,
cuyo nombre no citaré aquí, pero se auto-considera feminista. La publicación en
cuestión es un ranking de las dieciséis librerías feministas más bellas
del mundo (sic). Confieso que la denominación me resulta desconcertante. ¿Cuál
es el punto de fundar y sostener una librería feminista? Más aún, ¿cuáles son
los criterios para considerarlas mundialmente bellas? No cuestionaré aquí a las
feministas bibliófilas ni sus inclinaciones estéticas. Sólo diré que en nada favorece a la humanidad seguir
creando parcelas donde unos encajan y otros no. Las librerías, bibliotecas,
etc., deberían ser espacios incluyentes; espacios donde caben las feministas y
todas aquellas personas que no sean feministas. Libros interesantes donde las
mujeres tienen un rol clave, y también libros interesantes donde hombres,
conejos, marcianos, moscas, flores, árboles, planetas, etc. también tienen un
rol clave. Me gusta más la idea de una librería cósmica, es decir, común, que
la idea de una librería super-especializada cuyos libros hablan sólo de una
cosa y nada más. Qué fastidio con las fronteras y qué empeño terrible en seguir
demarcándolas.
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