Para relajarme, veo Suits, serie estadounidense creada por Aaron
Korsh. No vayan a pensar que conocía yo a Korsh. De su existencia me enteré a
través del estupendo y muy informativo sitio Internet Movie Data Base. Hurgando un poco más en ese mismo sitio,
supe también que este señor formó parte del staff
que produjo la ya legendaria sitcom Everybody
loves Raymond. No siempre me gustó, pero algunos de sus capítulos me
resultaron desternillantes. Suits no
es una comedia; tampoco un drama. Acaso sea una combinación de ambas, pero eso
no es lo que importa sino lo que me genera: bienestar. A diferencia de muchas de las series producidas últimamente en el país del norte, cada capítulo
de Suits (al menos hasta ahora)
tiene un final feliz. Esto demuestra que, lamentándolo mucho, Suits pertenece estrictamente al
terreno de la ficción.
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