14 de febrero de 2012

Anti-fraternal

Hoy estuve revisando la Providencia Nº 096 de la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), organismo gubernamental venezolano que se encarga de administrar los dólares que entran y salen del país. Nadie es libre de tener esa moneda ni ninguna otra que no sea la nacional. Para tenerla hay que pedir permiso al gobierno. La providencia 096 [entiéndase «resolución judicial que tiene por objeto la ordenación material del proceso»] regula el envío de dólares a familiares que se encuentran fuera de Venezuela, siempre y cuando estos últimos puedan demostrar que residen legalmente en el extranjero y que tienen un vínculo sanguíneo con la persona que solicita el permiso, la cual también debe demostrar que es venezolana o que es extranjera con residencia legal en Venezuela. Eso de vínculo sanguíneo he de aclararlo, porque no todos los familiares son susceptibles de recibir dólares provenientes del quinto o sexto país mayor exportador de petróleo del mundo. La lista es más bien limitada: «abuelo, abuela, padre, madre, hijo, hija, nieto, nieta, cónyuge o concubino del usuario.» Como puede constatarse, hermanos, primos, sobrinos, tíos, no pueden recibir dólares de un venezolano a menos que sean abuelo, abuela, padre, madre, hijo, hija, nieto, nieta, cónyuge o concubino de alguien y que ese alguien esté dispuesto a consignar toda la documentación que solicita CADIVI (toda ella original y debidamente apostillada en el caso de los documentos extranjeros). El gobierno nacional nunca pensó en las relaciones fraternales, cosa que no es de extrañar: lleva más de una década fomentando la discordia entre hermanos.

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