6 de febrero de 2012

Primarias

Acabo de leer dos artículos diametralmente opuestos pero que comparten un mismo corazón. Ambos hacen referencia a la posible realización de unas primarias al interior del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Sé que para los que conocen mínimamente el proceso político venezolano de la última década, esa posibilidad puede resultarles sorprendente. No obstante, por lo que dicen estos artículos, parece que puede que se lleven a cabo. El primer artículo, abiertamente antichavista y que asume un estilo más bien sarcástico, sostiene que en caso de efectuarse unas primarias en el PSUV sólo habría un candidato: el actual presidente del gobierno que también es presidente de ese partido. Curiosamente, el segundo artículo, abiertamente chavista y que opta por el apoyo incondicional a su líder y que asume un estilo que no temo calificar de lambiscón, dice lo mismo, esto es, que de celebrarse el evento de marras el único ganador sería el actual presidente del gobierno. Ese es el corazón del que hablé; la diferencia es esta: en el primero se deja claro que las primarias serán una pantomima porque, como se sabe, la revolución bolivariana es autocrática y por lo tanto incapaz de sustituir a su actual líder. En el segundo, se ofrece una razón que no puedo sino considerar indignante, cito: «es la falta de otro líder fuerte dentro de la Revolución la razón primordial que demanda la necesidad de una nueva reelección presidencial. Utilizando la misma analogía beisbolística de nuestra campaña, no hay relevista a quien entregarle la pelota.» El articulista, en un intento de dejar clara cuán democrática es su posición y, por ende, la posición revolucionaria, cierra su trabajo con esta perla: «Imprescindible resulta, entonces, el fortalecimiento de nuestros liderazgos mediante la realización de primarias presidenciales. Si la esperanza de vida sigue en aumento en Venezuela, Chávez estaría falleciendo alrededor de los 80 años. Antes, quizá algunos años antes, será necesario que otro revolucionario —y nunca un opositor— tome su lugar.» He dicho que había una diferencia, pero en realidad la autocracia denunciada en el primer artículo no hace más que evidenciarse en el segundo. Ha de ser muy triste tener inclinaciones de liderazgo y formar parte de ese partido, pues solamente dentro de unos 30 años podrá aspirar al poder; eso si no sale por ahí un heredero de sangre (la autocracia y el nepotismo suelen ir de la mano).

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