10 de abril de 2012

Imaginación

Desplazarse por el espacio sin la mediación del tiempo ha sido un viejo anhelo del ser humano imaginativo. Lamentablemente, solamente ha podido lograrlo en la literatura fantástica o en el cine de ciencia ficción. Comenzando el siglo pasado, Edgar Rice Burroughs hizo lo propio. Creó un personaje llamado John Carter que era capaz de viajar del planeta Tierra al planeta Marte con solo cerrar los ojos. Su viaje no era onírico, sino factual. Llegaba al planeta, guerreaba, enamoraba a la princesa local, y pasados unos diez años regresaba a casa como si nada. Al volver escribía un diario donde registraba sus peripecias y nos enteraba de ellas por intermedio de su sobrino. Hace un par de días fui a ver la versión cinematográfica de John Carter, dirigida por Andrew Stanton, quien también fuera director y guionista de Wall-E y Buscando a Nemo. Si bien no he leído la obra de Rice Burroughs, tiendo a pensar que la propuesta de Stanton no le decepcionaría. Tanto las actuaciones como la puesta en escena son verosímiles y estoy seguro de que los amantes del género estarán complacidos por la espectacularidad y cuidado de las imágenes. Por el contrario, los que no gusten de la ciencia ficción deben abstenerse de invertir en un boleto para ver John Carter. Seguramente caerán rendidos de sueño o la despreciarán hasta el asco. Yo, que me encuentro entre los que tienen la fortuna de sentirse muy atraídos por los productos de la imaginación, la recomiendo ampliamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario