Si mal
no recuerdo, la última vez que fui al Verdi vi una película extraordinaria
dirigida por el japonés Hirokazu Koreeda. La película se llamaba “Air Doll”. El
argumento, un poco prestado de Carlo Collodi cambiando la madera por el
plástico y el niño por una mujer, era sencillo: un hombre solitario se enamora de una muñeca inflable,
la cual, milagrosamente, cobra vida. El papel de la muñeca lo hacía la
bellísima modelo y actriz coreana Doona Bae. Como suele suceder, al llegar a
casa busqué más información sobre la filmografía tanto del director como de la
actriz, pero, también como suele suceder, no vi nada de lo encontrado. Anoche,
ya no en el Verdi sino en una de las 3000 comodísimas salas de Cinépolis, vi “Cloud Atlas”.
Escogimos la película con solo ver la mitad del trailer y, para mi sorpresa,
uno de los personajes centrales de la trama lo interpreta, precisamente, Doona
Bae. Con ella están el siempre eficiente Tom Hanks, la siempre bonita Halle
Berry, el siempre muy inglés Jim Broadbent y una serie de actores no
menos estupendos. La película, con un guión exigente, fue dirigida por los
hermanos Wachowski, los mismos de “Matrix” y por el alemán Tom Tykwer, el mismo
de “Corre Lola, corre” y de la versión cinematográfica de “El Perfume”. No quiero
arruinar ni un segundo de “Cloud Atlas” contando de qué va. Sólo quiero
recomendarla ampliamente e invitar a que vayan a disfrutar de los beneficios
estéticos de la multiplicidad y de la interconexión; ah, y estén atentos al
maquillaje: sencillamente magistral.
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