21 de enero de 2013

Prioridades


Hoy intenté cruzar la calle en verde para mí y en ámbar para los coches. Apenas el semáforo cambió, comencé a cruzar, confiando en un civismo vial que en Puebla no existe. El coche que tenía ámbar hizo lo mismo que yo, es decir, se puso inmediatamente en marcha. Sorprendido y asustado miré al conductor pidiéndole con la mirada que se detuviera y me dejara cruzar. El conductor me vio y tomó una decisión que me indignó: aceleró y me pasó tan cerca que casi me tira al asfalto. Intenté alcanzar la otra acera pero un segundo coche hizo lo mismo que el primero. Había un tercero y no tuve más remedio que correr para ponerme a salvo. Verifiqué a ver si los demás peatones habían hecho los mismo que yo. La respuesta fue No. Ellos, conocedores de su pueblo, esperaron a que todos los coches pasaran y luego hicieron lo propio. Tenían perfectamente asumido que el verde para el peatón cuando es simultáneo al ámbar para coches, significa la prioridad es para los coches. Es triste pensar que estos serán mis vecinos durante muchos años, pero igual me alegra pensar en asumir el reto de hacer algo para transformar esa actitud desaforada por una más sostenible. Ya veremos.

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