La
solidaridad automática de la izquierda global ante cualquier acción adelantada
por algún movimiento de izquierda local, más que un acto encomiable, es un
error de perspectiva. Este error consiste en asumir a priori que todo lo que hacen o logran esos movimientos en
cualquier lugar del planeta pertenece a la esfera del Bien. No importa la forma
que adopte, si fue ideado y luego implementado por la izquierda entonces es beneficioso
para el pueblo. De hecho, esta última entidad casi siempre es arrastrada en la
comisión del mismo error, cosa que en psicología social se conoce como “efecto
asociado” y que Bertrand Russell llamaba “superioridad moral del pueblo”. Es
decir, si el pueblo lo hace, entonces ha de ser bueno. Es un poco como el
prejuicio global según el cual si se trata de un platillo mexicano, entonces
debe ser picante. He visto gente con el rostro congestionado, con los ojos
llorosos y los mocos sueltos al probar unas enchiladas hechas con una salsa inocua,
es decir, sin picor. Esa misma gente, antes de sentarse a la mesa, decían una y
otra vez “Uf, eso seguro pica”. El
caso es que ayer asistí a una conferencia. La conferencista, mientras hablaba,
mostró varias diapositivas de manifestantes siendo violentamente reprimidos por
los cuerpos de seguridad del Estado. Cabe aclarar que los ocupantes de ese
Estado pregonan a los cuatro vientos que son socialistas; incluso, suelen acabar sus discursos con este imperativo:
“patria, socialismo o muerte, venceremos”. Y no lo dicen en broma. A los
manifestantes de las diapositivas, evidentemente opuestos a ese socialismo,
en nombre de la patria han intentado vencerlos dándoles muerte (en 44 ocasiones en
poco más de 150 días, lo han logrado). Lo cierto es que al acabar la exposición,
dos personas del público pidieron la palabra. Cada una a su manera, dijo más o
menos esto: En su conferencia sólo he
visto un punto de vista (el de los supuestos agredidos) y no ha dicho nada del
punto de vista de los supuestos agresores. Es bien sabido que las personas que
usted muestra como víctimas han sido financiadas por los Estados Unidos para
que realicen sus actos de violencia. En este sentido, todo lo que usted ha
dicho aquí es propaganda opositora y por lo tanto no convalido, ni apoyo, ni
legitimo su conferencia. No sé si quien lea esto lo notará con la facilidad
con la que yo lo he notado, pero esos señores pasaron por alto un hecho
fundamental: elementos de la fuerza
pública arremetiendo violentamente contra unos manifestantes. Más allá o
más acá de las posiciones ideológicas, me parece terrible que alguien haga la
vista gorda ante la violencia de Estado porque supone que los manifestantes
están actuando de mala fe. Es un poco el razonamiento, sin duda primitivo,
según el cual hay personas que se merecen que las golpeen porque se han portado
mal; i.e., hay gobiernos que deben golpear a las personas que merecen ser
golpeadas, si esos gobiernos son de izquierda y si consideran que esas personas han sido financiadas por los gringos que quieren derrocarlos
vicariamente a través de los manifestantes. Al parecer, cuando se trata de
gobiernos de izquierda, insisto, la protesta siempre es ilegítima o sólo sería
tomada en cuenta contrafácticamente, es decir, si proviniera de personas que no
se opusieran al régimen o que, oponiéndose, primero demostraran que no han sido
influenciadas ni apoyadas materialmente por aquellos que el régimen considera
sus enemigos. Entonces, como casos así pertenecen al orden de la utopía, para
la izquierda en el poder cualquier protesta es traición y desde afuera
cualquier izquierdista apoya las acciones violentas que se lleven a cabo en
contra de los que se oponen a las ideas y medidas del gobierno de izquierda (el
razonamiento para los gobiernos de derecha es diferente y ahora no viene al
caso). A las personas que intervinieron no se les ocurrió decir, por ejemplo: Aun siendo partidario de ese gobierno e
incluso considerando que no hay razones para oponerse a un gobierno tan
estupendo como ese, pienso que debía aplicarse otra manera de solucionar el
problema de los manifestantes financiados por Estados Unidos sin tener que
golpearlos o matarlos. No digo que estoy de acuerdo con esa posición, pero
al menos tomaría en cuenta lo fundamental de la conferencia: Están golpeando y matando gente en ese país
y el agresor principal es el gobierno. Lo feo es que ese ni fue ni es el
caso. La persona de izquierda prefiere justificar una conjetura en lugar de
admitir unos hechos. Se aplican acciones que no favorecen la construcción de
un mundo común; todo lo contrario, colaboran con la construcción de lo que Kant
llamaba el cementerio de todo el mundo, y el izquierdista automático adopta la actitud de los tres famosos monos. En fin, los
bolivarianos (que tal es el nombre y adjetivo de los agresores), perdidos en los atroces sargazos de sus intereses personales, se olvidan de lo que el mismo Bolívar dijo: “La violencia
es el arma de los que no tienen razón” y también de esto otro: “Maldito el
soldado que empuñe su arma contra su propio pueblo.”
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