30 de mayo de 2014

Automática


La solidaridad automática de la izquierda global ante cualquier acción adelantada por algún movimiento de izquierda local, más que un acto encomiable, es un error de perspectiva. Este error consiste en asumir a priori que todo lo que hacen o logran esos movimientos en cualquier lugar del planeta pertenece a la esfera del Bien. No importa la forma que adopte, si fue ideado y luego implementado por la izquierda entonces es beneficioso para el pueblo. De hecho, esta última entidad casi siempre es arrastrada en la comisión del mismo error, cosa que en psicología social se conoce como “efecto asociado” y que Bertrand Russell llamaba “superioridad moral del pueblo”. Es decir, si el pueblo lo hace, entonces ha de ser bueno. Es un poco como el prejuicio global según el cual si se trata de un platillo mexicano, entonces debe ser picante. He visto gente con el rostro congestionado, con los ojos llorosos y los mocos sueltos al probar unas enchiladas hechas con una salsa inocua, es decir, sin picor. Esa misma gente, antes de sentarse a la mesa, decían una y otra vez “Uf, eso seguro pica”. El caso es que ayer asistí a una conferencia. La conferencista, mientras hablaba, mostró varias diapositivas de manifestantes siendo violentamente reprimidos por los cuerpos de seguridad del Estado. Cabe aclarar que los ocupantes de ese Estado pregonan a los cuatro vientos que son socialistas; incluso, suelen acabar sus discursos con este imperativo: “patria, socialismo o muerte, venceremos”. Y no lo dicen en broma. A los manifestantes de las diapositivas, evidentemente opuestos a ese socialismo, en nombre de la patria han intentado vencerlos dándoles muerte (en 44 ocasiones en poco más de 150 días, lo han logrado). Lo cierto es que al acabar la exposición, dos personas del público pidieron la palabra. Cada una a su manera, dijo más o menos esto: En su conferencia sólo he visto un punto de vista (el de los supuestos agredidos) y no ha dicho nada del punto de vista de los supuestos agresores. Es bien sabido que las personas que usted muestra como víctimas han sido financiadas por los Estados Unidos para que realicen sus actos de violencia. En este sentido, todo lo que usted ha dicho aquí es propaganda opositora y por lo tanto no convalido, ni apoyo, ni legitimo su conferencia. No sé si quien lea esto lo notará con la facilidad con la que yo lo he notado, pero esos señores pasaron por alto un hecho fundamental: elementos de la fuerza pública arremetiendo violentamente contra unos manifestantes. Más allá o más acá de las posiciones ideológicas, me parece terrible que alguien haga la vista gorda ante la violencia de Estado porque supone que los manifestantes están actuando de mala fe. Es un poco el razonamiento, sin duda primitivo, según el cual hay personas que se merecen que las golpeen porque se han portado mal; i.e., hay gobiernos que deben golpear a las personas que merecen ser golpeadas, si esos gobiernos son de izquierda y si consideran que esas personas han sido financiadas por los gringos que quieren derrocarlos vicariamente a través de los manifestantes. Al parecer, cuando se trata de gobiernos de izquierda, insisto, la protesta siempre es ilegítima o sólo sería tomada en cuenta contrafácticamente, es decir, si proviniera de personas que no se opusieran al régimen o que, oponiéndose, primero demostraran que no han sido influenciadas ni apoyadas materialmente por aquellos que el régimen considera sus enemigos. Entonces, como casos así pertenecen al orden de la utopía, para la izquierda en el poder cualquier protesta es traición y desde afuera cualquier izquierdista apoya las acciones violentas que se lleven a cabo en contra de los que se oponen a las ideas y medidas del gobierno de izquierda (el razonamiento para los gobiernos de derecha es diferente y ahora no viene al caso). A las personas que intervinieron no se les ocurrió decir, por ejemplo: Aun siendo partidario de ese gobierno e incluso considerando que no hay razones para oponerse a un gobierno tan estupendo como ese, pienso que debía aplicarse otra manera de solucionar el problema de los manifestantes financiados por Estados Unidos sin tener que golpearlos o matarlos. No digo que estoy de acuerdo con esa posición, pero al menos tomaría en cuenta lo fundamental de la conferencia: Están golpeando y matando gente en ese país y el agresor principal es el gobierno. Lo feo es que ese ni fue ni es el caso. La persona de izquierda prefiere justificar una conjetura en lugar de admitir unos hechos. Se aplican acciones que no favorecen la construcción de un mundo común; todo lo contrario, colaboran con la construcción de lo que Kant llamaba  el cementerio de todo el mundo, y el izquierdista automático adopta la actitud de los tres famosos monos. En fin, los bolivarianos (que tal es el nombre y adjetivo de los agresores), perdidos en los atroces sargazos de sus intereses personales, se olvidan de lo que el mismo Bolívar dijo: “La violencia es el arma de los que no tienen razón” y también de esto otro: “Maldito el soldado que empuñe su arma contra su propio pueblo.”

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