20 de mayo de 2015

Salir

Antes, cuando la inteligencia me servía para muy poca cosa, pensaba que escuchar canciones en un idioma que uno no domina era un desperdicio estético, incluso una especie de traición a la lengua materna y, en mis momentos más recalcitrantes, un gesto de genuflexión ideológica ante la fuerza del imperio yanqui. Obviamente, estaba equivocado. Aunque uno no entienda, la voz es también un instrumento, y se la puede escuchar sin prestarle atención al significante en cuanto tal. De hecho, creo que la mayoría de los castellanohablantes que gustan del pop anglosajón no tienen idea de lo que sus cantantes favoritos dicen, pero disfrutan un montón de sus canciones. Esto indica que no es necesario saber qué se dice para disfrutar de lo que se canta. Es un poco como la diferencia entre el músico y la persona que no sabe nada de música. El primero, conoce los pormenores técnicos de lo que escucha; el segundo, no. Sin embargo, cada uno a su manera, lo pasan bien escuchando las melodías, los ritmos, etc. En ese sentido, somos como los niños que aún no saben hablar cuando escuchan a los adultos hablar. El caso es que acabo de escuchar de punta a punta el nuevo disco de Mimi Terris, joven cantante sueca, y sin haber entendido ni una sola palabra de las que salieron de su boca, acabé encantado. Acompañada por una banda estupenda (cuyo trompetista, Mårten Lundgren, por cierto, suena un poco como Wynton Marsalis), Mimi canta al ritmo que le pongan y lo hace muy bien. No sé por qué, sus canciones me ponen de buen humor. Espero que en la vida real no sean trágicas. En fin, recomiendo ampliamente este trabajo, bien cuidado y bien grabado. Ah, el disco se llama “Flytta Hemifrån”, que según el traductor de Google significa “Salir de casa”. A salir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario