16 de noviembre de 2010

Dios es «un casi»

Hubo un tiempo en que ejercí el gusto por el análisis del discurso. Puesto que era una tarea ardua y mi talento era más bien reducido, ese gusto cambió. No obstante, algunos rezagos de ese mal intento de vez en cuando se revelan mientras leo un texto. Hoy revisaba El País y me detuve en una entrevista que le hicieran al líder de Esquerra Republicana de Catalunya, el Sr. Joan Puigcercós, nacido en el año 1966 en Ripoll. La entrevista estaba centrada en unas declaraciones espetadas por Puigcercós con las que, aparentemente, ofendió a mucha gente. Una de las cosas que dijo, refiriéndose a los impuestos, fue esta: «en Andalucía no paga ni Dios». El entrevistador, citando su frase, le interpela y le dice que esa afirmación es falsa, a lo cual el líder izquierdista, negando falsedades, responde de esta manera: «Si yo hubiese dicho que no paga nadie, puedo entender que la gente se enfadase. Fue una frase coloquial en un mitin. Ya se sabe qué y qué no quieres decir con esto. Claro que hay gente que paga.» ¿Qué tenemos aquí? En primer lugar, Puigcercós ubica en planos de sentido diferentes estas dos condiciones de inexistencia: «ni Dios» y «nadie». La primera, aunque pudiera pensarse como el grado sumo de la inexistencia, según Puigcercós no lo es. Ese grado lo ocupa la segunda. Dicho de otra manera, Puigcercós disminuye el sentido de Dios (Dios es un casi) arguyendo que su nombre fue usado en una circunstancia informal y distendida, adjetivos que atribuye a las reuniones donde el electorado escucha las propuestas de los candidatos a cargos públicos. Es decir, según él, en un mitin se puede decir cualquier cosa, no es un escenario de discursos calculados, producidos con fines específicos, sino un lugar donde se dicen cosas equivalentes a las que se dirían en una verdulería. Curiosamente, a pesar de su denegación especiosa, Puigcercós deja una puerta abierta a la interpretación que deja mal parado su argumento. Dice: « Ya se sabe qué y qué no quieres decir con esto.» Esto significa que un lerdo como yo puede abrir el diccionario e interpretar sus palabras con una acepción de la palabra «mitin» que no deja de resultarme certera: «Provocar, hablando intempestivamente, situaciones difíciles en una reunión.» Creo que Puigcercós lo logró.

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