18 de noviembre de 2010

Zura

El licenciado Joan Perucho, barceloní como el que más, insinuó en su «Monstruari Fantastic» que en algún rincón de Catalunya todavía existe Zura, animal de proporciones extraordinarias originario de las ciudades inexistentes. Según Swami Panchadasi, catedrático de etnología en la Universidad de Nueva Dehli, estas ciudades respondían al nombre de Khavishnanda y por sus calles vagaba Zura devorando cuanto saliera a su paso. Desgraciadamente, Panchadasi murió en su domicilio, mientras revisaba un mapa de la mentada localidad. Justo al posar la mirada sobre el Gran Templo de las Tinieblas, casa donde Zura «se adormilaba lentamente en el vacío de su inexistencia, en la noche profunda y deshabitada de su no ser», surgió del papel una sustancia blanda y blanquecina, se apoderó de su cuerpo y lo deglutió. Indudablemente, fue Zura. Ya en nuestros tiempos, afirma Perucho y reafirma Josep Maria Pascual i Serres, Zura vaga por Salvaterra o por Gandeolas, pero de su presencia no se habla. Eso sí, nadie duda de que Zura está aquí, a la espera de cualquier cosa.

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