20 de noviembre de 2010

Paradoja idiomática

Televisión Española en su canal HD, transmite un programa visualmente estupendo. Su nombre tiene resonancias caníbales, pero en realidad se mueve entre el turismo culinario y el nacionalismo light: «Un país para comérselo». Los anfitriones son los famosos hermanos Alcántara de «Cuéntame cómo pasó», Juan Echanove e Imanol Arias. Ambos, subidos a una camioneta, visitan localidades de España y en ellas se encuentran con personajes peculiares, no buscando el lado amarillista tipo «Callejeros», sino el lado poético de esa peculiaridad. Esos personajes, por lo general, cocinan algo o hablan de algún manjar típico del lugar. Otros cantan o hacen de cronistas momentáneos. No obstante, la gran protagonista es la imagen. Conscientes de las posibilidades de la alta definición, los productores ofrecen a la mirada un verdadero banquete de paisajes, colores y texturas. Hay también mucho afecto. Las entrevistas, casi siempre breves, suelen ser sensibles. No se busca vender a través de la publicitación del drama personal, sino del gesto puntual, auténtico, como recién salido del corazón. Solo un aspecto deploro: la música. Por alguna razón que no logro comprender, esos mismos productores que llegan a dibujar un perfil tan bonito de la España rural, seleccionan como fondo y, sobre todo, como transición entre una sección y otra, música anglosajona. Nos muestran gente española como ninguna, nos muestran un paisaje espectacular acompañado de textos poéticos leídos magistralmente por Juan o por Imanol y, de pronto, sueltan un tema de Queen. He notado, no sin cierto asombro, que este no es un rasgo exclusivo de este programa. Hay en el mundo televisivo español una cierta inclinación por la música cantada en inglés. En la publicidad, por ejemplo, predomina el uso de canciones gringas, clásicas o no, para crear un cierto clima de intensidad emocional. Confieso que me cuesta entender que una cultura que se resiste a proyectar películas en su idioma original, y que se dedica con cierto denuedo a defender y practicar su lengua, guste tanto de musicalizar su vida con temas cantados en inglés. ¿A qué se deberá esta paradoja idiomática?

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