28 de mayo de 2012

Contrafáctico


Como muchos ya saben, pronto se realizarán en Venezuela las elecciones para elegir al próximo presidente de ese país. Como siempre desde hace 12 años, el partido de gobierno tendrá el mismo candidato. La oposición, en cambio, decidió coligarse y presenta una candidatura única. No he seguido los pormenores de la campaña, pero sí me he enterado de algunas declaraciones tanto del candidato oficialista como del opositor. El primero, para desgracia de los que todavía creen en la democracia, se repite, es decir, promete profundizar y consolidar su revolución porque, como es evidente y aunque él mismo no lo confiese, en una docena de años ni es profunda ni es sólida, a lo sumo no es más que un parapeto chachareado para anclarse en el poder (o sea, para permanecer enchufado indefinidamente al grueso chorro de petrodólares que llega al país). El segundo, según he leído en algunas notas de prensa, propone cosas extraordinarias como, por ejemplo, crear una agencia de empleo para las personas de la tercera edad donde, si así lo desea, le dará trabajo al actual presidente una vez que pierda su cargo por la vía de las elecciones. Chistes aparte, he visto que el candidato de la oposición además de joven parece centrado en hacer ver que para gobernar no es necesario estar constantemente promocionándose a sí mismo, sino idear acciones que beneficien a todos los venezolanos. No obstante, hace unos momentos llegó a mi buzón electrónico un mensaje de un profesor universitario adepto al gobierno que insta a los lectores a no votar por el candidato opositor. Su argumento, sin duda peregrino y delirante, se basa en lo que se conoce como condicional contrafáctico. Cito para que no haya duda:
Si le das tu voto a los que se oponen a la independencia económica de Venezuela, estarás  actuando como aquellos  que durante la independencia lucharon en contra de los patriotas que peleaban por la independencia política. Lo que quiere decir que: de tú haber nacido en tiempos  de esa gesta heroica, hubieses luchado contra tu patria en las filas realistas españolas.
Según esas palabras, si los triángulos fueran cuadrados las pirámides serían cubos. El problema es que la pirámide oficialista está hecha con triángulos y la propuesta opositora es menos cúbica que esférica. No se parece al pasado, sino que parece tener muy claro el presente que padecen los venezolanos y el futuro que ya no quieren seguir teniendo.

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