11 de marzo de 2015

Chisme

En el año 1999, dije esto: «En la figura del chisme, un sujeto, discursivo por excelencia, elabora un mundo en apariencia coherente a partir de un signo mínimo del Otro y un signo máximo de sí. El chismoso, con una brizna de alteridad, elabora un producto con cierta suficiencia de sentido, la cual proviene no de las cualidades del objeto (por llamarlo de alguna manera), sino del acervo hermenéutico del hablador. Resultado: el Otro acaba siendo lo que el Sí mismo puede decir de él según su competencia interpretativa. El crítico, guardando las distancias, a veces opera de manera análoga.»

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