8 de marzo de 2015

Refugio

La palabra “refugio” viene de “fuir” que se traduce como “huir”. Tendemos a considerar que este último término pertenece al orden negativo del ser, a la cobardía, a la retirada, etc. Pero, en su origen, pertenece al orden positivo; al orden vital: quien huye se salva. De hecho, Emile Littré decía que huir es sustraerse de un peligro generado por algo o por alguien. Uno puede huir de la lluvia o huir de un asesino, y en ambos casos el movimiento asegura estados positivos: por ejemplo, no resfriarse o no perder la vida. El lugar donde uno está a salvo de ese peligro, el lugar hacia donde se huye, precisamente se llama refugio; palabra que significa estando aquí ya no es necesario seguir huyendo. A veces, huyo de este mundo hacia la literatura. En ocasiones busco un refugio desconocido, es decir, que no sé cuál es su capacidad de protección; otras, busco refugio seguro, releyendo.    

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