7 de octubre de 2011

Emolientes

Creo necesario vindicar la imaginación, porque en la entrada anterior la dejé muy mal parada; digo, asociarla de esa manera a la mentira no ha sido precisamente un acierto ni de la razón ni de la sensibilidad. Contradiciendo a Littré, imaginar no siempre significa mentir; así como mentir no siempre pasa por imaginar. Hay mentirosos que carecen de imaginación o que tienen tan poca que dan lástima cuando no risa. Lo cierto es que imaginar, en cambio, es la actividad predilecta de los que nos deleitan con sus obras pictóricas, esculturales, literarias, musicales, etc. Los artistas con sus representaciones e invenciones complementan la realidad que, a veces, es tan dura que precisamos de emolientes imaginarios para poder asimilarla.

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