28 de octubre de 2011

50%

Los asuntos políticos en mi país, cuando surgen de iniciativas gubernamentales, no son haplofrénicos. Pocos apelan a la inteligencia y ninguno a la simplicidad de las soluciones. Por ejemplo, desde hace ya varios años, las universidades públicas vienen denunciando un cerco presupuestario practicado por el gobierno nacional. Según Eleazar Narváez, profesor de la Universidad Central de Venezuela, el cerco «es la expresión de una estrategia general del Gobierno dirigida a crear serios problemas de gobernabilidad en todas aquellas instituciones universitarias que se resisten a alinearse al proyecto político que se les quiere imponer.» Dicho en cifras, y en un caso específico, en la Universidad del Zulia del billón y medio que fueron solicitados ante la Oficina de Planificación del Sector Universitario y ante el Ministerio de Educación Universitaria para el 2011, sólo aprobaron 934 mil millones de bolívares. Esto, entre muchos otros efectos, impide que la universidad otorgue el 100 por ciento de cobertura para la hospitalización o cualquier contingencia médica que sufran los empleados universitarios, pues en los últimos dos años los insumos médicos, hospitalarios y quirúrgicos han experimentado un incremento del 60 por ciento, lo cual impacta negativamente al servicio médico que durante más de 30 años venía prestando esa Universidad a sus miembros. Lo mismo ocurre con los sueldos universitarios, de los cuales no daré detalles, pero que están muy lejos del precio de la canasta básica alimentaria; es decir, que con lo que ganan a duras penas comen. ¿Qué hace el gobierno nacional? Nada. Bueno, sí hace, pero por otro lado. La semana pasada, por ejemplo, el presidente de la república aprobó, sin consultar a sindicatos ni a gremios, un decreto que aumenta el sueldo de los militares en un 50%. ¿A quién se le ocurre tomar semejante medida en un país devastado por la violencia y la polarización, donde casi el 80% de la población cobra 200% menos de lo que cuesta una alimentación no digo digna sino básica? ¿Saben cuál ha sido la respuesta del ejecutivo ante las críticas? Según un diario de circulación nacional, ha respondido más o menos esto: los sectores de oposición me atacan a mí y al sector militar, porque odian a los militares y quieren dejarlos sin conciencia propia. Un análisis rápido y somero de estas palabras arrojaría este lamentable resultado: la conciencia propia de los militares está supeditada al sueldo que ganan, y como el presidente lo sabe, mantiene la autonomía de la conciencia castrense bien en el alto por la vía del aumento exorbitante. Claro, esto no es sorpresa para nadie. Su origen militar y su apego a esa institución le obligan a tomar medidas absurdas como estas. Digo absurda tanto por el dinero como por el sentido de fondo, es decir, creer que los militares son entidades importantes y necesarias al interior de una sociedad, y que son los más idóneos para el gobierno de una nación. Contrariamente, Borges decía: «creo que no hay ninguna razón para que un gobierno militar sepa gobernar; sin duda hay militares muy inteligentes, pero en general si uno piensa en una persona que ha dedicado toda su vida a ascender, a pasar de un cuartel a otro, no sé si eso lo capacita para gobernar.»  Y yo, parafraseándolo, decía esto otro: Acaso una de las grandes imprecisiones psicopolíticas que comenten los militares cuando acceden al poder sea considerar que la milicia es la medida de todas las cosas. En general, miden la paz según se mueva el parque armado. Siendo así, suelen supeditar la moral y los valores en general a la «moral» y «valores» marciales.  Es un error considerar que un militar puede encargarse eficientemente de los asuntos reales porque proviene del más artificial de los mundos, un mundo de jerarquías,  órdenes, uniformes, obediencia acrítica; un mundo con muchos hombres y escasas mujeres, sin niños ni ancianos; con más disposición para la muerte que para la vida o, si se quiere, dispuestos a matar calculada y sistemáticamente para que los suyos y sólo los suyos vivan. En fin, un mundo de nosotros los buenos y ustedes los malos dignos de ser borrados de la faz de la tierra. A todas estas, ¿qué hace un militar con un salario mejor que el de los civiles? La respuesta…

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