26 de octubre de 2011

Tío

Tuve un tío que murió antes de alcanzar la pubertad. Cierto día que quería saber un poco más de su vida, le pregunté a mi padre y éste, frugal, me dijo que su hermano «tenía un santo Cristo en el cielo de la boca, y la gente que nace con eso muere joven.» Le pregunté por qué. Y agregó: «Porque esa marca permite ver el futuro». No dijo más. Recuerdo que aquella noticia me pareció mágica y, al mismo tiempo, lógica o, mejor dicho, justa. Me decía a mí mismo que eso de poder saber con antelación lo que habrá de suceder era una facultad tan extraordinaria y a la vez tan peligrosa que era más seguro morir que ejercerla en vida. No obstante, creo que hubiera preferido conocerle, tal como seguramente él en una de sus incontables visiones me conoció. Seguramente me hubiera ayudado un poco con la lotería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario