25 de octubre de 2012

Doctor


La vida es muchas cosas, pero sobre todo es metas y logros. Ayer, 25 de octubre de 2012, promediando la tarde, una persona a quien comencé considerando uno de mis mejores amigos pero que acabé sintiendo como el hermano que no tuve ni tendré, obtuvo el grado de Doctor. Se dirá que no es cosa extraordinaria para mí que la mayor parte de la adultez la he pasado en el mundo académico. En efecto no lo es. He presenciado muchas veces eventos como ese. No obstante, en esta ocasión ha sido más que diferente, no sólo por el afecto que me une al ahora Doctor, sino por la calidad tanto intelectual como humana del acto. Fue tan bonito todo que en algún momento tuve que contener alguna lágrima que emocionada ya quería salirse de su lugar. Pocas veces he tenido la oportunidad de presenciar un reconocimiento tan cabal, justo y coherente como el que ayer recibió mi amigo, mi hermano, una de las personas más haplofrénicas que he conocido en este lado de la vida. Desde aquí auguro para él una carrera llena de cosas buenas.

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