23 de octubre de 2012

Epazote


A pesar de los años, todavía es fácil constatar por qué los europeos en su momento pensaban que la Tierra era plana. Hoy conocí a una señora catalana, dueña de un herbolario, que se sorprendió de la existencia del epazote. Entré a su tienda y le pregunté por la planta, y su primera reacción fue de extrañeza, como si yo hubiera bajado de una nave espacial procedente de otro planeta y le preguntara en una lengua incomprensible por algo que su enciclopedia cognitiva no contemplaba. Al volver en sí me pidió detalles, y se los di; incluso pude extenderme hasta la etimología. Animada por mi descripción dijo “qué emoción” y fue en busca de un libro gordo donde ella conjeturaba, con cierta duda, que podía figurar el epazote. En efecto, ahí estaba. Leyó rápidamente y me dijo algo desconcertante: Es para los parásitos. Le dije que no siempre, que en México y en muchos países latinoamericanos se usa como hierba aromática en la preparación de algunos platillos, que de hecho la quería para preparar un caldo tlalpeño, pero igual no comprendía cómo podía usarse un purgante en una sopa. Le dije que se usaba igual que el laurel: una hoja o dos según el gusto de cada cual para alegrar la nariz del comensal. Lo pensó por un momento y llegó a una segunda conclusión aún más desconcertante: Seguramente los mexicanos tienen parásitos y para mantenerlos a raya usan esta hierba como ingrediente de sus alimentos cotidianos. Acto seguido pasó a hacerme una lista de los herbolarios donde tal vez podían tener uno de los especímenes que buscaba. Ella bien sabía que en esos lugares podían encontrarse plantas exóticas, así que era probable que tuvieran al menos una del modesto epazote. Le di las gracias y me marché pensando en que era una fortuna tener chile chipotle en casa y sintiendo un poco como si hubiera ido a comprar un ingrediente para una pócima mágica.

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