23 de julio de 2012

Magia


Acabo de leer una reseña de The Book of Abramelin, obra escrita por Abraham von Worms en el año 1608. La reseña está firmada por el señor Ian Rons. Quiero comentar  y a ratos traducir a mi manera su primer párrafo y los dos últimos, porque dan para soñar y regocijarnos del ingenio humano. Dice Rons en el primer párrafo que The Book of Abramelin, como documento histórico, es más bien singular. Escrito con una prosa honesta y sencilla, el libro describe con intensa devoción un trabajo mágico de 18 meses para que el operador entre en contacto con su ángel custodio y con otros ángeles divinos. Este contacto, de hacerse efectivo, proporciona habilidades mágicas como la profecía, la sanación y el acceso a tesoros ocultos. También se logra el control de un cierto número de espíritus malolientes. En los dos últimos párrafos Rons dice esto otro: A pesar de algunos problemas menores como errores tipográficos y una desafortunada falta de información sobre el aceite y las recetas del incienso, es un tomo altamente evocativo e inspirador. Rons se siente muy feliz de creer que Abraham realmente tuvo una experiencia mística parecida a las de incontables místicos a lo largo de la historia. Según él, Abraham ya tiene su lugar aunque sea en el oculto ghetto del esoterismo. Ahora bien, que los magos modernos sean capaces de obtener algo de este libro es otro asunto. La creencia es crucial en la práctica de la magia y, se pregunta Rons, ¿hoy en día quién puede creer seriamente en ángeles con la suficiente fuerza como para suspender la incredulidad racional y experimentar algo similar a lo que experimentó Abraham? Por mi parte, no he movido una sola neurona para dar respuesta a esa pregunta. Mi imaginación, en cambio, aún sigue dándole vueltas a este insólito asunto.

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