12 de octubre de 2010

El más apto

Como ya se sabe, de Darwin en adelante los seres vivos evolucionan, es decir, de generación en generación siempre cambian para asegurar la existencia de los más aptos de su especie. Por desgracia, con el ser humano el asunto no es tan lineal. La aptitud puede adoptar formas diversas según se trate de esta o de aquella persona, de este o aquel contexto. En Venezuela, por ejemplo, muchos consideran que un militar megalómano, paranoide y fanfarrón es apto para ser presidente de la república. En Suiza, consideran que el poder ejecutivo debe estar presidido por 7 personas y no por una y de preferencia han de ser profesionales y civiles. Aquí, en España, muchos consideran que un argentino bajito, muy hábil para desplazar una pelota de unos 70 centímetros de circunferencia usando solamente los pies, debe ganar por ello no menos de 12 millones de euros al año, mientras que el sueldo de alguien que, por ejemplo, conduce un autobús, debe rondar los 14 mil euros al año, o sea, apenas el 0,1% de lo que gana el crack. Si mientras juega con su balón se dobla un tobillo, Messi debe ser atendido por los mejores especialistas de manera inmediata. Si al conductor le pasa lo mismo, pues ha de ir a la seguridad social donde tendrá que esperar tal como esperan los de su misma condición (por orden de llegada) hasta ser atendido. El tobillo de Messi ocupará las primeras planas de los diarios más importantes del país, mientras que el tobillo del conductor se perderá en el anonimato en el que vive el asalariado común. Ignoro la situación de inmigración de Messi, pero sospecho que no estará entre los inmigrantes que el PP (partido que según las estadísticas es considerado el más apto para gobernar este país en este momento) considera que son un problema para la sociedad española y, por tanto, deben volver a su lugar de origen. Según el científico Alejandro Bonmati, hace más de medio millón de años atrás, es decir, cuando apenas comenzábamos a evolucionar, la ayuda entre los humanos para sobrevivir era cosa habitual. El rollo del más apto rondaba pero no dominaba. Evidentemente, desde entonces hasta ahora, algún eslabón se perdió y andamos como andamos.

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