8 de octubre de 2010

Resurrección anacrónica

En un gesto propio del lazarismo revolucionario, el chavismo ha resucitado el aparentemente olvidado cadáver del servicio militar obligatorio. No contento con ello, ha ampliado la franja etaria de los que deben cumplirlo: todo venezolano entre los 18 y los 60 años de edad (unos 15 millones de personas), y aquel que no se inscriba en el registro militar será multado y considerado renuente; y para completar este anacronismo legislativo, los chavistas no contemplan la posibilidad de ser objetor de consciencia. Ignoro el interés que el actual gobierno nacional tenga para poner en práctica esta resurrección, pero no es difícil conjeturar que al comandante le resulta más cómodo relacionarse con militares, aunque sean artificiales, que con civiles. Pensar que el pueblo está conformado por soldados es, imagino, una comodidad simbólica que le permite comportarse como su formación le exige: mandar exigiendo obediencia acrítica. Aunque si afinamos un poco más la conjetura, pudiera decirse que esta decisión de alguna manera responde a otro rasgo característico de los socialistas del siglo XXI: creer que están a punto de ser intervenidos militarmente por una potencia extranjera. Esta creencia, sin duda delirante, supone la adquisición urgente de armas de guerra y, como ya he dicho, la militarización de la sociedad civil. Curiosamente, en cuanto al pueblo armado, el imaginario revolucionario todavía sostiene que un soldado asiendo un fusil es resistencia suficiente ante el supuesto ataque de algún coloso militar como, por ejemplo, Estados Unidos. No contempla los ataques orquestados y realizados a distancia donde un fusil es más bien inútil. Lo cierto es que, en un lapso muy corto, muchos venezolanos tendremos que ir mansamente a alguna jefatura a inscribirnos en el servicio militar, no sólo para evitar las multas, sino también porque la ley ha sido elaborada de manera tal que pocos trámites legales y laborales podrán hacerse si no se tiene el comprobante de estar inscrito. En adelante los venezolanos tendremos una cédula de identidad que dice “yo soy este” y un carnet militar que dirá “yo soy lo que aquel me exige que sea: una persona formada para guerrear”.

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