15 de octubre de 2010

Tonto

La persona acostumbrada a decir tonterías está condenada a vivir corrigiendo sus palabras. Como ha quedado demostrado en este blog, tal es mi costumbre. Por eso, hoy debo retractarme nuevamente. Dije que el gobierno venezolano parecía sostener la anticuada idea del combate con fusiles y, por ello, adelanta acciones para armar a la sociedad civil. Acabo de leer una noticia que me obliga a decir lo contrario. Mientras esas acciones cuajan, el presidente de mi país ha viajado a Rusia para adquirir tanques de guerra. Sigo leyendo la noticia y me entero que desde 2005 ha comprado armas rusas por un monto de 4.400 millones de dólares, y ahora Venezuela es el principal cliente latinoamericano de la industria militar rusa. Chávez, según las agencias de prensa de aquel país, también está interesado en comprar submarinos diesel-eléctricos de la clase «Varshavianka» y baterías antiaéreas con misiles S-300. Mientras ese dinero se invierte en los objetos más inútiles y letales de este mundo, 114 mil 56 trabajadores universitarios de 23 universidades, 25 institutos y 4 colegios universitarios esperan en Venezuela que el gobierno acabe de una vez por todas de pagarles todo lo que les debe por hacer uno de los trabajos más útiles del mundo: educar a las personas. Esa deuda se pagaría con apenas el 7% de lo que hasta ahora se ha gastado en armamentos. Qué bonito sería que Venezuela fuera una potencia en educación, en alimentación y en tecnologías sostenibles, y no una nación deplorablemente histérica por adquirir justo aquello que impide la realización de esas metas. Acaso pensar así forme parte de ser un tonto, pero de esto no me retracto.

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