28 de septiembre de 2011

Economía

Curiosamente, la gente que maneja el dinero que mueve al planeta no tiene suficiente y ahora que sus especulaciones no han producido buenas ganancias quieren abandonar el barco de la economía mundial. Me refiero a que, por razones que muchos no estamos por saber, los índices bursátiles suben y bajan casi caprichosamente y cada día se anuncia la llegada del apocalipsis macro-económico que, como ya se sabe, golpeará con fuerza (y tal vez aniquilará) a los que nada tienen que ver con esos índices, es decir, con los que no tienen dinero y, por ende, tampoco manejan el planeta que habitan. Lo terrible es que, aparentemente, no se puede hacer nada. Los dueños del dinero se comportan como si esos índices fueran autónomos y funcionaran liberados de su idea. Incluso, los más descarados, ofrecen explicaciones incomprensibles: todo se derrumba porque Grecia, España y Portugal no pueden regresar el dinero que les prestaron, o sea, que no entendieron que el préstamo no era para producir bienestar social sino para producir más dinero. Yo, que no sé nada de economía pero que sí que veo los efectos inmediatos de la llamada crisis, tiendo a conjeturar que la cosa va por otra parte; es decir, que todo esto de la crisis y del desconsuelo de los que tienen dinero es una cortina de humo para mover sus patrimonios de un punto a otro sin importar quién resulta perjudicado durante el proceso.

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