12 de septiembre de 2011

Poco

Nunca como ahora me han hecho sentir que valgo poco o nada. Vivir en el extranjero, específicamente en España, consiste precisamente en eso: en hacerte ver que para alcanzar el status de existente digno, es decir, legal, debes cumplir con una serie de requisitos cuyo cumplimiento supone vérselas con gente que una y otra vez te dice que vales poco o nada, que este país no te quiere y que sólo a regañadientes o por unas razones irrefutables del tipo ‘no queda otro remedio’ aceptará que vivas legalmente en él. Estas formas de exclusión tienen que ver con la ilusión nacionalista basada en el cálculo económico: en este país solamente puede vivir la gente que le da dinero al Estado para que éste le ofrezca servicios de salud. El que no pueda pagarlos debe pagarse unos servicios privados y si tampoco puede hacerlo entonces debe marcharse. Ya me iré.

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