9 de septiembre de 2011

Ex-conquistadores

Antes, hace apenas poco más de 500 años atrás, los españoles llegaban a un lugar remoto y, sin mediar negociaciones de ningún tipo, decretaban unilateralmente que ese lugar les pertenecía. Así hicieron con dos terceras partes de un continente que luego llamaron América hasta que los criollos descendientes de esos mismos españoles decidieron independizarse. Los aborígenes de aquellas regiones, como ya se sabe, tuvieron todas las de perder y casi estuvieron al borde del exterminio total en nombre de la corona española, que daba financiamiento económico, y de la iglesia católica, que daba financiamiento espiritual a los terribles conquistadores. Pasados esos 5 siglos, España, aparentemente, ha logrado olvidar sus desmanes colonialistas y actúa como si nada hubiera pasado. Incluso, niega férreamente cualquier relación entre los nativos de América y los nativos españoles que pueda favorecer que los primeros se desplacen libremente hacia el territorio de los segundos. Ningún latinoamericano puede venir acá, a la tierra de buena parte de sus antepasados, por propia voluntad a quedarse y hacer una vida. Para hacerlo debe tener unas razones de peso que el propio reino de España ha definido con la sutileza legalista y burocrática propia de los procesos de exclusión. Vivir aquí es cosa que solamente deben hacer los españoles. Ningún Rodríguez nacido en América debe pensar que tiene alguna herencia que reclamar a sus ex-conquistadores.

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